Por favor que alguien me devuelva los muñecos de la tele, los de verdad, esos que ponían antes, los que nos hacían reir a todos, con los que tantos buenos momentos hemos pasado, los más simpáticos y graciosos. Estos de ahora tan modernos y técnicos no me gustan. Que alguien me devuelva a ZP, a Pepiño el de los Palotes, a la Aido (¿ande?), a la Pajín y a los demás chiripitiflauticos. ¡ Qué virtuosos degenerados y lo bien qué se corrompian ! Yo era más feliz que ahora.
Reclamo su vuelta no porque crea que son mejores que los Rarianos, los Güindos, las Sin Pedal o la mismísima doña Rogelia Montoro, noooo, nada de eso, son igual de cabronazos y sinvergüenzas, pura basura, escoria de alcantarilla, mal nacidos y peor criados, pero al menos los de antes tenían ese punto de derrame mental que los hacía inigualables.
Rariano, como su propio nombre indica, es raro hasta la extenuación, macabro, funebre, sombrío, siniestro y tétrico, deprime hasta las mismísimas ovejas y maldita la puta gracia que hace.
2 comentarios:
No sabes cuanto echo de menos a Pepiño el de mis palotes
Ahí le has dado. Ese sí que era un político con vocación de estado y no lo que tenemos ahora.
Pepiño, vuelve, porfi.
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