Notas:

7.2.13

HIPOCRESIA Y CINISMO

Está bien que de un tiempo a esta parte algunas personas quieran poner nombre y apellidos a quienes participaron y colaboraron en el robo de niños.

Está bien que este asunto salga a la luz por lo que de execrable y repugnante tiene.

Está bien que se trate de poner remedio a este atropello, a este atentado, a este quebranto de la dignidad humana.

Todo eso está bien, pero creo que las cosas no van por ahí.

Es evidente que los casos de los niños robados salen ahora a la luz porque la mayoría se han producido durante el franquismo.

Es evidente que exista un interés desorbitado en todo ello porque entre algunos de los supuestos implicados hay religiosos y religiosas.

Para quienes andan por ahí ventilando este tema en los medios de comunicación, el robo de niños es lo de menos. Lo de más, lo que realmente les pone cachondos es disponer de carnaza para poder atribuirle toda la culpa al franquismo y a la iglesia y aprovechan que Franco ha muerto para criticarlo y no ser detenidos. No se juzga publicamente a los responsables de estos casos sino a Franco y a la iglesia. Si estos mismos hechos se hubiesen producido en "democracia" nadie hablaría de ello, ya que la "democracia", dicen, es por el bien de todos, el bien del rebaño.

No tengo duda que somos un país de gente cínica e hipócrita, con una doble vara de medir según el caso nos guste más o menos. Esa doble vara de medir con la que condenamos a quienes hace varias décadas robaron niños pero callamos cuando los niños son violados hoy. Esa doble vara con la que condenamos al franquismo y a la iglesia pero nada decimos de los miles y miles de pederastas que hoy deambulan por España. Es la misma doble vara de medir, con la que exigimos para quienes participaron en estos hechos, condenas ejemplares y dejamos libres a los autores convictos y confesos de violaciones y abusos de niños.

Lo que se busca es una condena pública y política de unos hechos ocurridos hace 30, 40 ó 50 años, ahora que muchos de los partícipes han muerto y nada pueden decir. Del estercolero de pederastas y pedófilos que hoy habitan entre nosotros mejor no hablamos no sea que nuestros familiares, nuestros compañeros de trabajo, nuestros amigos, nuestros vecinos se sientan aludidos y se enojen. Somos así de valientes y heroicos.

¡ Cuanta falsedaz y doble moral !

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