Notas:

28.5.15

SOBERBIA Y VANIDAD

Soberbia y vanidad, esas son las principales enfermedades que padecen los políticos en España.

Todos se tienen en muy alta estima y consideración, mejores que el resto de los mortales. Cada día miran al espejo y ven a un ser superior al que todo le está permitido y que nunca se equivoca, que no siente obligación de pedir perdón a nadie por nada. En ellos todo es pura apariencia, fraude, presunción de que son o poseen algo, pero en realidad están vacíos y solos. Son manipuladores y controladores de cualquier fregado en el que se encuentran metidos, los imprescindibles que todos conocemos, los que dicen "todo lo hago (o lo hacemos) por vuestro bien".

El político en España siente una necesidad imperiosa, enfermiza, de recibir halagos, de recibir su ración diaria de pasame-la-mano-por-el-lomo-y-dime-que-bien-lo-hago-todo. Por eso hozan entre quienes le rodean para que estén continuamente alabándolo y resaltando todo lo bueno que hacen, las cualidades que tiene, el éxito que está consiguiendo (así nos va). Son monotemáticos: solamente hablan bien de sí mismos. Desconocen la palabra y el significado de la palabra humildad. Así son los políticos españoles, así somos los españoles.


"La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió."
Francisco de Quevedo

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