Notas:

26.10.15

SANTIAGO EN LA BATALLA DE COIMBRA

Mientras transcurrían los siete meses del cerco, el pueblo de Santiago asediaba también al Apóstol con sus plegarias en demanda de auxilio pronto y eficaz. Un peregrino griego que día y noche oraba junto a la sagrada reliquia, oía a quienes pedían a Santiago que pelease como buen soldado, y no concebía cómo un apóstol de Cristo, pescador de oficio y hombre de a pie que nunca cabalgó, se hubiese transmutado en personaje ecuestre y combativo. El hecho es verosímil, y no sería el piadoso griego el único en sorprenderse ante aquel poco evangélico culto. Añade el cronista que el Apóstol se apresuró a satisfacer las dudas del peregrino. He aquí cómo el Rey Sabio ( o su fuente) tradujo y exornó el relato del Silense en su Crónica General, en donde el peregrino se ha convertido en obispo y se llama Estiano :

Estando y faziendo vigilias et oraciones, oyó un día dezir a los de la villa et a los romeros que y vinien, que sant Yagüe parescíe como cavallero en las lides a los cristianos. Et aquell obispo cuando lo oyó, pesól et díxoles: "amigos, non le llamedes cavallero, mas pescador". Et él teniendo en esta porfía, plogo a Dios que se adormeció, et paresciol en el sueño sant Yague con unas llaves en la mano, de muy alegre contenente, et dixól: "Estiano, tú tienes por escarnio porque los romeros me llaman cavallero, et dizes que lo non so; et por esso vin agora a ti a mostrárteme, por que nunca jamás dubdes que yo non so cavallero de Cristo et ayudador de los cristianos contra los moros." Et él diziendo esto, fuél aducho .un cavallo muy blanco, et ell Apóstol cavalgó en él a guisa de cavallero muy bien guarnido de todas armas, claras et fermosas; et dixól allí en aquel sueño como queríe ir ayudar al rey don Fernando que yazíe sobre Coimbra, VII años avíe ya: "et por que seas más cierto desto que te digo, con estas llaves que tengo en la mano, abriré yo cras, a ora de terçia, la çibdad de Coimbra. .." Et bien assí como él dixo, as sí fué fallado que acaesció después en verdad (pág. 487 b) .

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