Notas:

5.11.15

DECIR LATINOAMÉRICA PARA ELIMINAR A ESPAÑA Y LA HISPANIDAD

La expresión Latinoamérica ha servido y sirve para eliminar a España y la hispanidad. Hoy en día se ha generalizado, porque en Hispanoamérica el pueblo se ha contagiado del antiespañolismo de algunos de los dirigentes, y en España unos no se atreven a no utilizarla y otros quieren dar imagen de no apoyar la lucha española por la Cristiandad. Es el binomio miedo más simpatía. Bolívar no empleaba esta expresión, acuñada en Francia y utilizada por el imperialismo francés. No decir América latina no es un irrespeto hacia Bolívar.

La expresión América Latina fue creada por un sociólogo francés en el siglo XIX: Michel Chevalier (1806-1879). Profesor de Economía en el Collège de France y promotor del imperialismo francés en América. Con la publicación de sus obras La expedición de México (1862) y México antiguo y moderno (1863), que tienen como antecedente su libro Lettres sur l'Amérique du Nord (1837), Chevalier da a Napoleón III el soporte para dirigir la implantación de un Segundo Imperio Mexicano. En 1861, L. M. Tisserand llamó "L'Amérique Latine" a lo que hasta entonces se conocía como Sudamérica o las Indias. El término América latina creado por Chevalier y Tisserand encubría las pretensiones imperialistas francesas, y fue instrumentalido para legitimar la intervención de Napoleón III en México (1861 -1867)

Para el protagonismo de Napoleón III en América, la ocasión le parecía propicia tras el caos producido en México por la guerra civil de los Tres Años (1857-1860), tras la cual el tirano del momento, Benito Juárez, se atrevió a suspender el pago de la deuda exterior. Esto es siempre inadmisible para las grandes potencias financieras, sobre todo las que dominan en Inglaterra.

En 1861, se inicia bajo las directrices de Napoleón III la intervención militar en México (pronúnciese con jota, como hacen los mexicanos). Lo raro es que Napoleón III consiguió que se prestase a ser emperador de tan descabellado imperio asentado sobre las bayonetas francesas nada menos que el archiduque Maximiliano de Habsburgo, hermano de Francisco José II de Austria, que se convirtió en el Emperador Maximiliano I de México. Pero todo acabó en la frustración y en la tragedia; apenas las tropas francesas volvieron la espalda, rebrotó la insurrección de Juárez. Maximiliano fue derrocado, apresado por el general Mariano Escobedo, y fusilado el 19 de junio de 1867, tras lo cual su esposa la emperatriz Carlota enloqueció.

Otra versión es que fueron sudamericanos como Torres Caicedo y Francisco Bilbao los que usaron por primera vez la expresión "América latina", si bien en ambos casos empleando esa expresión en París. En el caso del colombiano José María Torres Caicedo en su poema «Las dos Américas», escrito en Paris, en 1856. El chileno Francisco Bilbao, en "La América en peligro" (1862) por su parte urgía la necesidad de defender México contra Francia.

América Latina, según José Luis Comellas (en su historia de Isabel II de 1999, pg.276) fue una expresión inventada por el francés Chevallier, uno de los colaboradores de Napoleón III, como soporte verbal del proyecto del emperador de adquirir protagonismo en América frente a la hegemonía anglosajona ejercida en aquella época decimonónica por Inglaterra, tras eliminar la presencia española, y en vísperas de ser sustituida por la de los USA.

Napoleón III, según Carlos Pereyra (en su Breve Historia de Américade 1941, pg. 773) tenía como "el pensamiento más glorioso de su reinado" el sueño de un Gran Imperio Latino de Occidente. Para ello debía acaudillar a Italia y España.

Hoy se ha generalizado y está sirviendo para eliminar a España y la hispanidad, porque se las sigue identificando con la combatividad y militancia tenaz de España en defensa de la Europa de la Cristiandad en la Reconquista, en la resistencia frente al Imperio Islámico turco y frente a la revolución protestante, mientras la extendía por las Indias de América, Asia, África y Oceanía. Aunque en muchos casos los que dicen Latinoamérica no son conscientes de la finalidad de esa expresión, objetivamente decir Latinoamérica elimina a España y la hispanidad. Y pese a que muchos en España no militan en la Cristiandad, sino en todo lo contrario, así siguen siendo vistas España y la hispanidad y por eso se las trata de eliminar del pasado y del presente. Por algunos conscientemente. Y han conseguido un seguidismo generalizado.

Los latinos de América Latina

En la propia Hispanoamérica, los sectores populares, indios, mestizos, negros y mulatos, en muchos casos, no sólo dicen hoy Latinoamérica y ser ellos "latinos", sino que repiten ahora lo que los criollos proclamaban cuando acaudillaron la revolución liberal e independentista de hace dos siglos y decían que era para combatir la opresión y abusos de los españoles.

La revolución liberal e independentista de Hispanoamérica en el primer cuarto del XIX fue realizada, no por los indios, mestizos, mulatos y negros, sino por los criollos. Aunque algunos de los criollos fueron realistas tradicionales, como los de España, fieles a la Hispanidad y a la monarquía en conexión con su fe católica, la mayor parte de los criollos junto con los españoles que se les unieron, realizaron independización de la América Española para reunir el poder político al económico, en nombre del Pueblo Soberano, y sin dejar de presentarse como libertadores frente a la opresión y hasta los abusos de "los españoles".

Los abusos sobre los indios y negros fueron realizados por una parte de los españoles que fueron a América, no de los que no fueron. De ellos desciende la oligarquía que continúa rigiendo esos países a los que dividieron y subdividieron cuando algunos caudillos promovieron la independización para tener ellos su propio poder personal. Con la pretensión de la mayor parte de los criollos de seguir controlando, ya más plenamente, la sociedad americana como élite y oligarquía. Siempre se trata de estar ellos en la más alta posición social, económica (como antes de la independencia) y también política tras la independencia.

Los sectores populares, indios, mestizos, negros y mulatos no sólo no apoyaron la revolución liberal e independentista de hace doscientos años, sino que la combatieron haciendo causa común con las autoridades virreinales. Aunque éstas en muchos casos no se emplearon muy a fondo contra los criollos independentistas, porque compartían sus ideas liberales y su vinculación a la masonería. Pero los sectores populares, indios, mestizos, negros y mulatos que combatieron a los independentistas fueron realistas tradicionales, como los de España, fieles a la Hispanidad y a la monarquía en conexión con su fe católica, sabedores de que de España recibieron la civilización.

Ahora, conectado con la fase socialista de la revolución, el indigenismo, que presenta como enemiga y opresora a España, sirve para desviar hacia un supuesto enemigo opresor lejano las críticas que saben que merecen los opresores locales y presentes. Pero han conseguido contagiar al pueblo de sus ideas falsas y tóxicas, dañándole aún más que con la opresión económica, social y política, arrebatándole el alma además del cuerpo. Y han conseguido que el pueblo interiorice lo que los criollos en la fase liberal de la revolución proclamaban contra España y se autodenomine latino como quería el imperialismo francés de Napoleón III.


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