Notas:

26.2.16

VIDA DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

Hallábase a la sazón Cervantes enfermo de calenturas, por cuya razón quisieron persuadirle su capitán y otros camaradas que, no tomando parte en la acción, se estuviese quieto en la cámara de la galera; pero él, lleno de valor y de espíritu militar, les replicó que ¿qué dirían de él?, que no cumplía con su obligación; y que prefería morir peleando por Dios y por su Rey, a meterse bajo cubierta y conservar su salud a costa de una acción tan cobarde. Pidió entonces él mismo al capitán le destinase al paraje de mayor peligro; y condescendiendo éste con tan nobles deseos le colocó junto al esquife con doce soldados, donde peleó con ánimo tan esforzado y heroico, que solos los de su galera mataron quinientos turcos y al comandante de la capitana de Alejandría, tomando el estandarte real de Egipto. Recibió Cervantes en tan activa refriega tres arcabuzazos, dos en el pecho y otro en la mano izquierda, que le quedó manca y estropeada; contribuyendo por su parte tan gloriosa y bizarramente a hacer para siempre memorable el día 7 de octubre de 1571, por la completa victoria que lograron de los turcos los príncipes cristianos, de lo cual hizo honorífico alarde el resto de su vida, mostrando en testimonio de su valor tan señaladas heridas y cicatrices, como recibidas —dice— en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros, y como estrellas que guían a los demás al cielo de la honra y al de desear la justa alabanza; prefiriendo, en fin, haberse hallado en tan insigne jornada, a tanta costa, al estar sano sin haberse encontrado en ella, porque el soldado —según sus expresiones— más bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga.

Del libro: "Vida de Miguel de Cervantes Saavedra"
Martín Fernández de Navarrete (1765 - 1844)



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