Ese mono que tanta admiración despierta todavía entre muchos de vosotros, llamado Michael Jackson, que se dedicaba en vida a saltar y gritar sobre los escenarios ha sido descubierto post mortem como un vulgar y repugnante pedófilo, un agresor sexual de niños de la peor calaña, y visto lo visto, lo de la música era una tapadera, excusa, o pretexto para perpetrar sus majaderías y abusos.
Que el diablo lo acompañe eternamente.
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