Hoy me he levantado sin ánimo de lucro y sin ánimo de ná.
Lo único que quiero es robarle a algún catalán. ¿Robarle para
qué?. Pues no sé, el motivo es lo de menos, lo importante es que la victima sea
catalana de pura cepa para poder cumplir este sueño que tengo desde hace muchos
años y que se está convirtiendo en una obsesión.
Yo no tengo otros problemas ni preocupaciones en la vida que
no sea estar cada minuto del día urdiendo y discurriendo la forma de robarle a
un catalán. Es mi vocación y creo que es algo genético como español que soy,
pues desde que al principio de los tiempos, cuando los hielos eternos cubrían nuestro planeta y
solamente existía un trocico de tierra que hoy conocemos como Cataluña, yacía
el más fascinante secreto de la historia de la humanidad humana... pero
revelar en aquellos lejanos tiempos toda la verdad exigía un precio demasiado
alto. Aproximadamente el tres por cien. Así las cosas el primer faraón de la
III dinastía Jordi Pujol, inventor del mistol, en su viaje hacía la tierra
prometida les anunció a sus vasallos que había estado negociando con la providencia
y habían acordado por mayoría cualificada que Cataluña sería el pueblo elegido
en eurovisión, el faro por el que tendría que guiarse el resto de la humanidad. Sin embargo he descubierto, y lo digo
aquí, o delante de quien sea, que la agente Colau Jones y el doctor Junqueras O'Conner
forman parte del equipo enviado por el gobierno provisional de Tractoria a un
remoto lugar del Polo Sur, con la misión de autentificar el fabuloso hallazgo
de Pujol, el inventor del mistol. Un descubrimiento que cambiará el curso de la
historia y, de paso, asegurará al presidente Picha de Mon su reelección por
erección. Pero una vez allí, aislados en el entorno más hostil y alejado de su
planeta imaginario y perseguidos por el exclusivo equipo de los Ciudadanos
Populares Socialistas de Podemos CPSP que son unos implacables asesinos
equipados con los últimos adelantos tecnológicos, Facebook, Twitter, Whatsapp y
otros discos duros y blandos, lucharán por salvar el pellejo y salir de la
cárcel y así averiguar la cruda verdad. La verdadera realidad: “España nos roba”.
De ahí que mi única ansia sea robar a un catalán. Mientras tanto, en los
despachos de Troya se libra otra oscura batalla, puesto que el índice Euribor
peligra claramente, en un juego de traiciones y mentiras donde nadie es lo que
parece, aunque parece que sean algo. Pero esa es otra historia.
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