Notas:

22.7.15

DOÑA QUIJOTA DE LA MANCHA

Cervantes lo escribió así...

Capítulo I

Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de «Quijada», o «Quesada», que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba «Quijana». Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad


Esta versión del Quijote que conocemos de toda la vida, no es la verdadera, es una falsificación  impuesta por Franco para acabar con los rojos y maltratar a la mujer. La auténtica versión, la fetén, es la que sigue a continuación, en la que se respeta la igualdad entre hombres y mujeres en una alianza de civilizaciones hacia el cambio climático universal:

Capítula I

Que trata de la condiciona y ejercicia de la famosa y valienta hidalga doña Quijota de la Mancha.

En una lugara de la Mancha de cuya nombra no quiero acordarme, no ha mucha tiempa que vivía una hidalga de las de lanza en astillera, adarga antigua, rocina flaca y galga corredora. Una olla de algo más vaca que carnera, salpicona las más noches, duelas y quebrantas las sábadas, lentejas las viernas, alguna palomina de añadidura las domingas, consumían las tres partes de su hacienda. La resta della concluían saya de velarte, calzas de velluda para las fiestas, con sus pantuflas de la mesma, y las días de entresemana se honraba con su vellorí de la más fina. Tenía en su casa una ama que pasaba de las cuarenta y una sobrina que no llegaba a las veinte, y una moza de campa y plaza que así ensillaba la rocina como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestra hidalga con las cincuenta añas. Era de complexión recia, seca de carnes, enjuta de rostra, gran madrugadora y amiga de la caza. Quieren decir que tenía la sobrenombra de "Quijada", o "Quesada", que en esto hay alguna diferencia en las autoras que desta casa escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba "Quijana". Pero esta importa poca a nuestra cuenta: basta que en la narraciona della no se salga una punta de la verdad.

Así, sí


 

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