Juan Carlos Girauta (Libertad Digital)
De acuerdo con usted, Duran: se impone un sereno “basta ya”. Basta ya de demagogia barata, basta ya de arrogarse la representación de Cataluña cuando a su partido, de concurrir en solitario a las elecciones, no lo votarían ni sus candidatos. Basta ya de invocar sus creencias religiosas, sepulcro blanqueado, basta ya de agitar la bandera de la fe cuando es incapaz de presentar una sola muestra de solidaridad, altruismo o desinterés. Basta ya de hacer ver que representa a la Iglesia cuando la Iglesia ha declarado la unidad de España como un bien a defender. ¿La representa por encima de la Conferencia Episcopal? ¿Con qué títulos?
Basta ya de parasitar a Convergencia Democràtica de Catalunya a cambio de arrendarles el uso de una etiqueta histórica. Basta ya de hacer ver que tras esa etiqueta queda algo más que un puñado de militantes que caben en un cine, amén de un entramado de intereses empresariales. Basta ya de favorecer esos intereses desde el lamentable sentimentalismo, el estomagante victimismo y el expediente identitario. Basta ya de acusar de anticatalanes a cuantos se opongan a los planes del nacionalismo o a los negocietes de su círculo. Basta ya de tildar a catalanes –tanto o más catalanes que usted– de enemigos de Cataluña por opinar libremente.
Basta ya de escabullirse sin asumir las responsabilidades de su partido y de su liderazgo en un sinfín de irregularidades. Basta ya de hacer ver que los diez condenados por sentencia penal por el caso Turisme no tienen nada que ver con usted y con la financiación de Unió. Basta ya de no reconocer que en el departamento de Treball que Pujol les cedió como coto privado organizaron una auténtica merienda de negros. Basta ya de ocultar el modo en que desviaron los fondos que la Unión Europea consagraba a la formación de los parados catalanes. ¡Los parados catalanes, Duran! Basta ya de no reconocer el montaje que urdió la conselleria con empresas de sus amigos. Basta ya de no pedir perdón a todos los jóvenes desempleados defraudados. Basta ya de no publicar la lista entera de cursos que sus empresarios asociados cobraron y no impartieron. Basta ya de no aclarar lo que pasó con Cogul. Basta ya de amenazar, de atemorizar y de estigmatizar a quienes denuncian sus abusos e irregularidades. Basta ya de esconder esos abusos bajo el manto del amor a Cataluña; usted no ama a Cataluña más que los catalanes no nacionalistas. Eso sí, le debe bastante más si atendemos a los escándalos de Turisme y Treball.
Nos llama usted mercenarios, que son quienes por estipendio sirven en la guerra a un poder extranjero. ¿Qué guerra es esa? ¿Estamos en guerra? Insinuarlo ya es una amenaza, y desde luego sus amenazas hay que tomárselas muy en serio, Duran. En cuanto al estipendio, ¿quiere usted que hablemos de dinero? Pues tranquilo, hombre, tiempo habrá. Lo que no se entiende es lo del poder extranjero. O se entiende demasiado bien. Basta ya de amenazas, Duran, basta ya de mentiras, basta ya de chantajes, basta ya de exclusiones, basta ya de atentar contra la libertad de expresión, basta ya de llevárselo crudo en nombre de Cataluña. Un sereno “basta ya”.
De acuerdo con usted, Duran: se impone un sereno “basta ya”. Basta ya de demagogia barata, basta ya de arrogarse la representación de Cataluña cuando a su partido, de concurrir en solitario a las elecciones, no lo votarían ni sus candidatos. Basta ya de invocar sus creencias religiosas, sepulcro blanqueado, basta ya de agitar la bandera de la fe cuando es incapaz de presentar una sola muestra de solidaridad, altruismo o desinterés. Basta ya de hacer ver que representa a la Iglesia cuando la Iglesia ha declarado la unidad de España como un bien a defender. ¿La representa por encima de la Conferencia Episcopal? ¿Con qué títulos?
Basta ya de parasitar a Convergencia Democràtica de Catalunya a cambio de arrendarles el uso de una etiqueta histórica. Basta ya de hacer ver que tras esa etiqueta queda algo más que un puñado de militantes que caben en un cine, amén de un entramado de intereses empresariales. Basta ya de favorecer esos intereses desde el lamentable sentimentalismo, el estomagante victimismo y el expediente identitario. Basta ya de acusar de anticatalanes a cuantos se opongan a los planes del nacionalismo o a los negocietes de su círculo. Basta ya de tildar a catalanes –tanto o más catalanes que usted– de enemigos de Cataluña por opinar libremente.
Basta ya de escabullirse sin asumir las responsabilidades de su partido y de su liderazgo en un sinfín de irregularidades. Basta ya de hacer ver que los diez condenados por sentencia penal por el caso Turisme no tienen nada que ver con usted y con la financiación de Unió. Basta ya de no reconocer que en el departamento de Treball que Pujol les cedió como coto privado organizaron una auténtica merienda de negros. Basta ya de ocultar el modo en que desviaron los fondos que la Unión Europea consagraba a la formación de los parados catalanes. ¡Los parados catalanes, Duran! Basta ya de no reconocer el montaje que urdió la conselleria con empresas de sus amigos. Basta ya de no pedir perdón a todos los jóvenes desempleados defraudados. Basta ya de no publicar la lista entera de cursos que sus empresarios asociados cobraron y no impartieron. Basta ya de no aclarar lo que pasó con Cogul. Basta ya de amenazar, de atemorizar y de estigmatizar a quienes denuncian sus abusos e irregularidades. Basta ya de esconder esos abusos bajo el manto del amor a Cataluña; usted no ama a Cataluña más que los catalanes no nacionalistas. Eso sí, le debe bastante más si atendemos a los escándalos de Turisme y Treball.
Nos llama usted mercenarios, que son quienes por estipendio sirven en la guerra a un poder extranjero. ¿Qué guerra es esa? ¿Estamos en guerra? Insinuarlo ya es una amenaza, y desde luego sus amenazas hay que tomárselas muy en serio, Duran. En cuanto al estipendio, ¿quiere usted que hablemos de dinero? Pues tranquilo, hombre, tiempo habrá. Lo que no se entiende es lo del poder extranjero. O se entiende demasiado bien. Basta ya de amenazas, Duran, basta ya de mentiras, basta ya de chantajes, basta ya de exclusiones, basta ya de atentar contra la libertad de expresión, basta ya de llevárselo crudo en nombre de Cataluña. Un sereno “basta ya”.
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