Notas:

7.11.05

LAS VÍCTIMAS DE LAS QUE NO SE HABLA

Las revueltas de jóvenes en los suburbios de París y en otras ciudades francesas, que duran ya más de una semana, han causado varias víctimas de las que casi nadie habla, en especial los sociólogos y los ‘oenegeros’: un empleado de una empresa de alumbrado, asesinado a golpes por unos ladrones, y una mujer impedida quemada por un grupo de revoltosos.

La excusa para que las bandas de maleantes y de islamistas que quieren cerrar los barrios a las autoridades se sublevasen fue la muerte, el 27 de octubre, de dos adolescentes que se electrocutaron cuando huían de un control policial. Dos horas antes de que éstos murieran por su imprudencia, en el mismo distrito de Sena-Saint-Denis, al norte de París, Jean-Claude Irvoas, de 56 años, empleado de una compañía de alumbrado público, fue asesinado para robarle delante de su esposa y de su hija.

Irvoas fue a Épinay-sur-Seine para fotografiar con una cámara digital de su hija una nueva farola instalada por su empresa con el fin de incluir la imagen en un nuevo catálogo. Para su desgracia, entraba en un lugar de tráfico de drogas. Una cámara de vídeovigilancia –de las que las asociaciones de derechos humanos consideran que no sirven para nada y vulneran las libertades- grabó la agresión. Mientras fotografía la farola, tres jóvenes se le acercaron. Trató de huir pero los ladrones le agarraron y le golpearon con dureza hasta robarle la cámara

Dos de los detenidos y procesados por el crimen –jóvenes de origen magrebí- contaban ya con antecedentes por robos con violencia e incendio. Sólo el diario Le Figaro ha cubierto la noticia; los demás diarios parisinos, casi todos de izquierdas, prefieren centrarse en los disturbios y sus causas profundas, que son, como ya sabemos, el racismo y la falta de esfuerzo de las autoridades y de los ciudadanos en integrar la multiculturalidad.

La segunda víctima se salvó de morir gracias a un samaritano. Un grupo de jóvenes enmascarados asaltó un autobús del servicio urbano en el mismo distrito de Sena-Saint Denis. Los vándalos colocaron varios contenedores en llamas en medio de la calle; el autobús paró y entonces obligaron a los pasajeros (unos 50) a bajar. Antes de que una mujer de 56 años que precisa de muletas para moverse se bajase, incendiaron el vehículo. La mujer salvó la vida gracias a que el conductor la rescató; según el testimonio de éste, uno de los atacantes roció a la mujer con gasolina. La víctima tiene quemaduras de segundo y tercer grado en el 20% de su cuerpo. Este ataque se produjo el miércoles 2 por la noche, aunque se conoció el día 4. Sin duda para no ofender a los gamberros.

Este último caso recuerda los asaltos de la ‘kale borroka’: emboscadas a autobuses y trenes y posterior incendio de éstos. ¿Se convertirá París en una Rentería con mejor urbanismo y más encanto?

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