Así no, Don Mariano, así no.
No se puede ir a Barcelona a suplicar que le perdonen la vida a uno.
No se puede ir a Barcelona sin salir a la calle y hablar con la gente y con el pueblo llano catalan, en los mercados, en los bares, en los centros de trabajo, en las Ramblas, en el puerto y en el aeropuerto... y en definitiva en todos los rincones.
No se puede ni se debe actuar en Barcelona desde la clandestinidad y el oscurantismo para encerrarse a cal y canto en su sede de Barcelona con el fin de pedirle a los catalanes que le firmen su petición de referendum. Así se explica que de los aproximadamente siete millones de catalanes solamente han firmado diez mil.
No se puede ir a Barcelona para reunirse con unos pelamantecas nazionalistas de empresarios de no sé qué círculo ecuestre (¡también, vaya nombrecito han elegido estos pájaros!) para que le insulten y encima tenga usted que disculparse y agachar las orejas ante estos elementos por estar recogiendo firmas.
Así no, Don Mariano, así vamos de culo todos y usted y su partido los primeros.
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