Washington- Los halcones de la Administración Bush y principales arquitectos de la guerra en Irak, Dick Cheney y Donald Rumsfeld, marcaron ayer el tercer aniversario de la invasión que derrocó a Sadam Husein con sendas interpretacion
es del conflicto. El vicepresidente de Estados Unidos escogió la televisión, mientras que el segundo, secretario de Defensa, las páginas del influyente rotativo «The Washington Post».
Cheney descartó que Irak se encuentre inmerso en una guerra civil y aseguró que la violencia es un intento desesperado de los terroristas para impedir la formación de un gobierno de signo democrático en el país árabe. Por su parte Rumsfeld, bastante más efectista, escribió que «dar la espalda al Irak de posguerra sería el equivalente moderno de entregar la Alemania de posguerra a los nazis».
A juicio del jefe del Pentágono, «sería una desgracia tan grande como si hubiéramos pedido a las naciones liberadas de Europa del Este que volvieran a la dominación soviética porque fuera demasiado duro, o porque no tuviéramos la paciencia necesaria para trabajar con ellos mientras construían unos países libres».
En su artículo, Donald Rumsfeld sostiene que «ahora es el tiempo de la determinación, no de la retirada». Al igual que el vicepresidente Cheney, el secretario de Defensa rechazó en «The Washington Post» que la situación en el país árabe esté cada vez más deteriorada, y repasó para demostrar su tesis los últimos tres años en los que Irak «ha pasado de soportar una brutal dictadura a elegir un gobierno provisional, a ratificar una nueva Constitución escrita por iraquíes y a elegir un Gobierno permanente».
Sus declaraciones contradicen las que ayer hizo en Londres el ex primer ministro interino de Irak, Iyad Alawi. «Perdemos cada día la vida de entre 50 y 60 personas. Si esto no es una guerra civil, sólo Dios sabe lo que es una guerra civil», afirmó el político iraquí.
LA RAZÓN
es del conflicto. El vicepresidente de Estados Unidos escogió la televisión, mientras que el segundo, secretario de Defensa, las páginas del influyente rotativo «The Washington Post».Cheney descartó que Irak se encuentre inmerso en una guerra civil y aseguró que la violencia es un intento desesperado de los terroristas para impedir la formación de un gobierno de signo democrático en el país árabe. Por su parte Rumsfeld, bastante más efectista, escribió que «dar la espalda al Irak de posguerra sería el equivalente moderno de entregar la Alemania de posguerra a los nazis».
A juicio del jefe del Pentágono, «sería una desgracia tan grande como si hubiéramos pedido a las naciones liberadas de Europa del Este que volvieran a la dominación soviética porque fuera demasiado duro, o porque no tuviéramos la paciencia necesaria para trabajar con ellos mientras construían unos países libres».
En su artículo, Donald Rumsfeld sostiene que «ahora es el tiempo de la determinación, no de la retirada». Al igual que el vicepresidente Cheney, el secretario de Defensa rechazó en «The Washington Post» que la situación en el país árabe esté cada vez más deteriorada, y repasó para demostrar su tesis los últimos tres años en los que Irak «ha pasado de soportar una brutal dictadura a elegir un gobierno provisional, a ratificar una nueva Constitución escrita por iraquíes y a elegir un Gobierno permanente».
Sus declaraciones contradicen las que ayer hizo en Londres el ex primer ministro interino de Irak, Iyad Alawi. «Perdemos cada día la vida de entre 50 y 60 personas. Si esto no es una guerra civil, sólo Dios sabe lo que es una guerra civil», afirmó el político iraquí.
LA RAZÓN
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