Notas:

17.3.06

YO ACUSO

Islam y los derechos humanos
"Yo acuso", de Ayaan Hirsi Ali

Por la emancipación de la mujer musulmana

Por José Carlos Rodríguez

Ayaan Hirsi Ali, en la presentación de su colección de ensayos, dijo que su título, "Yo acuso", se dirije contra "quienes hacen la vista gorda ante el sufrimiento
de la mujer musulmana". Ella sabe bien de qué sufrimiento habla. A los seis
años abandonó su Somalia natal, y tras dos breves estancias en Arabia
Saudita y Etiopía, se estableció en Kenia durante once años. En estricta
observancia de la práctica musulmana en el África subsahariana, le
practicaron la ablación del clítoris. Una operación que se hace en las
peores condiciones, con materiales inadecuados y sin la higiene necesaria, y
que provoca graves consecuencias sexuales y para la salud. Una práctica
extendida al 97 por ciento en Etiopía y también en otros países. Un problema
de millones de mujeres musulmanas que, dicho sea de paso, no mereció la
atención de De la Vega en su última visita al continente. A los 23 años, su padre le dijo cuál sería su futuro: iría a Canadá a casarse con un pariente lejano, que no conocía.


Pero huyó; huyó a Holanda, y es entonces cuando inicia un camino de reflexión sobre sí misma y sobre su cultura que le han llevado hasta este libro. En la presentación de "Yo acuso" en Madrid, explicó que no se sentía feliz con parte de la religión en que se había educado, lo que le llevó a una exploración personal y cultural. Por otro lado, veía a su continente enfrentado por constantes guerras civiles y quería descubrir porqué. Una avidez de entender sus conflictos internos, los de su cultura y los de su continente, que le han llevado a hacer una decidida defensa de la sociedad occidental que le ha acogido. "Es así como comencé a aprender sobre el poder, las instituciones, sobre la ciudadanía; sobre lo que hace de Europa, Europa, y de los países en desarrollo lo que son ahora", dijo en Madrid, ante su anfitriona, Esperanza Aguirre, quien recalcó en la presentación del libro que "su búsqueda de la libertad de verdad ha apelado a la conciencia individual".


En su país de acogida todavía sufriría tres eventos que marcarían su joven existencia. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra los Estados Unidos fueron el argumento definitivo para abandonar el islamismo. El segundo está ligado a su experiencia política, que inició dentro del Partido Socialdemócrata. Ella se enfrentó a sus compañeros, porque criticaba su política de inmigración multiculturalista. Le acusaban, decía en su presentación en Madrid, de "avivar el fuego de la extrema derecha". Pero si los socialistas defendían que los inmigrantes deben mantener sus costumbres tradicionales, Ayaan Hirsi Ali lo rechaza porque con esas culturas " “mantiene las normas que tienen sojuzgadas a las mujeres, e impiden su verdadera emancipación”. Un multiculturalismo, que bajo el manto de la tolerancia a creencias ajenas, dice la diputada, "nos destroza todavía más a las mujeres que queremos emanciparnos".


El enfrentamiento le llevó a abandonar el partido socialista, en noviembre de 2002. Luego se integraría en el partido liberal, un trasvase que fue también ideológico, ya que se dio cuenta de que mientras que los socialistas basaban su discurso en los colectivos, los liberales lo hacen en las personas individuales, con sus derechos personales inalienables. En el partido socialista cabe el
multiculturalismo, en el liberal los derechos de las mujeres quedan por
encima de las costumbres colectivas arraigadas.

El tercer episodio que ha marcado a Ayaan Hirsi Ali, el que le lanzó a las portadas del mundo, fue el asesinato del cineasta holandés Theo van Gogh. Ellos dos recibieron amenazas de muerte cuando el director lanzó la película de diez minutos "Sumisión" (traducción de "Islam"), en el que muestra con toda su crudeza el sometimiento de la mujer, como mero instrumento para el hombre, bajo el Islam. El asesino que se adelantó a otros al acabar con la vida de Theo van
Gogh dejó en su nota el nombre de Hirsi Ali, que se vio forzada a esconderse
para salvar su vida.


Las amenazas contra la diputada no han cesado. Su colección de ensayos agrupados en "Yo Acuso" tienen el subtítulo "defensa de la emancipación de la mujer musulmana". El suyo es un feminismo que defiende a las mujeres. Hirsi Ali denuncia, hoy como otras veces, que "Somalia está compuesta por una población que es musulmana al ciento por ciento. Aumentan, por desgracia, las enseñanzas radicales de un número enorme de la población, y la posición de las mujeres somalíes nunca ha sido tan mala como lo es ahora".


El Islam divide el mundo entre la tierra conquistada y la que queda por conquistar. Una división que parece condenar a la guerra. Ayaan Hirsi Ali, que en su búsqueda por entender su cultura no se ha detenido en el problema de la mujer, destacó en la presentación madrileña de su libro que "dos de cada tres guerras en el mundo se libran en nombre de esa creencia. La idea de que el Islam es una religión de paz no tiene ningún fundamento". Critica a quienes, como Bush o Blair identifican al Islam con la paz. Lo que hay que conocer es reconocer la
relación entre guerra e Islam, para poder reformarlo. "Hay que decir que, con
todos sus aciertos, hay muchas cosas en las que el Profeta estaba equivocado".
También declaró que "Como mujer musulmana, educada en la práctica de la
religión islámica, me dí cuenta de que no se puede separar Islam y terrorismo,
porque están íntimamente unidos".


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