Charles Krauthammer
¿A qué otro país, cuando es atacado en una agresión no provocada a través de una frontera internacional, el mundo le pone en marcha una cuenta atrás que marque un plazo limitado de tiempo en el que responder, sin importar si ha restaurado o no su propia seguridad en ese plazo?
¿Qué otro país soporta 1.500 ataques indiscriminados con misiles contra sus ciudades –diseñado cada uno para matar, aterrorizar y lisiar a sus ciudadanos– y después es insultado por el resto del mundo cuando intenta destruir la infraestructura del enemigo y sus bases con misiles guiados de precisión que en ocasiones tienen la consecuencia insalvable pero inevitable de sufrimiento y muertes civiles colaterales?
Escuchar al mundo juzgar la guerra entre Israel y Hezbolá conforme se desarrolla es vivir en un universo moral orwelliano. Con pocas excepciones significativas (los líderes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Canadá y muy pocos más), el mundo –gobiernos, medios, burócratas de la ONU– ha perdido por completo su catadura moral.
El mundo que obvia cualquier razonamiento y mágicamente invierte a la víctima en agresor es "desproporcionado" igual que la universalmente condenada "desproporcionada respuesta israelí"..... (continuar leyendo en LIBERTAD DIGITAL)
¿A qué otro país, cuando es atacado en una agresión no provocada a través de una frontera internacional, el mundo le pone en marcha una cuenta atrás que marque un plazo limitado de tiempo en el que responder, sin importar si ha restaurado o no su propia seguridad en ese plazo?
¿Qué otro país soporta 1.500 ataques indiscriminados con misiles contra sus ciudades –diseñado cada uno para matar, aterrorizar y lisiar a sus ciudadanos– y después es insultado por el resto del mundo cuando intenta destruir la infraestructura del enemigo y sus bases con misiles guiados de precisión que en ocasiones tienen la consecuencia insalvable pero inevitable de sufrimiento y muertes civiles colaterales?
Escuchar al mundo juzgar la guerra entre Israel y Hezbolá conforme se desarrolla es vivir en un universo moral orwelliano. Con pocas excepciones significativas (los líderes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Canadá y muy pocos más), el mundo –gobiernos, medios, burócratas de la ONU– ha perdido por completo su catadura moral.
El mundo que obvia cualquier razonamiento y mágicamente invierte a la víctima en agresor es "desproporcionado" igual que la universalmente condenada "desproporcionada respuesta israelí"..... (continuar leyendo en LIBERTAD DIGITAL)
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