Mas de 100 incendios asolan Galicia desde el inicio del fin de semana pasado, incendios que se han cobrado la vida de 3 personas. Las autoridades nos cuentan que la mayoría son provocados y que Guardia Civil, Ministerio Fiscal se van a dedicar especialmente al tema, al igual que nos juran y perjuran que los medios aéreos y terrestres en extinción de incendios se duplicaron desde el principio de la legislatura del PSOE. Y sin embargo Galicia se quema igual que el año pasado. Lo que ha cambiado es el color de las criticas.
No hay que remontarse más que a la legislatura pasada para comprobar las criticas que desde PSOE y sobre todo BNG se hacían al PP por su presunta incapacidad para controlar los incendios en Galicia. Y es que cogida la directa tras el Prestige, cualquier desastre era valido para restar popularidad al PP.
El problema es que hoy, con la tortilla del revés, y con los criticones oportunistas en el poder, resulta que los incendios se siguen produciendo con igual o mayor virulencia que entonces. Igual que si hoy se repitiese el desastre del Prestige, estamos seguros que no se habría mejorado gran cosa en su gestión con la izquierda tomando el relevo de la derecha. Y es que ante los desastres se reacciona como se puede, con mayor o menor fortuna, sin que la ideología de los gobiernos de turno pinten mucho a la hora atajar lo imprevisto.
El problema es que una izquierda corvida y demagógica se lanzó sobre los desastres cual buitres, para únicamente hacer mella en un gobierno de derechas, olvidándose de la premisa de que el azar de los desastres se reparte en suerte para todos y lo que es importante es intentar coordinar de antemano los medios del estado para reaccionar con la mayor eficacia.
Pero para la izquierda la formula de la eficacia parece que consistía simplemente en quitar al PP para ponerse ellos. Ninguna reflexión sobre la fragmentación administrativa del estado de las autonomías que provoca un considerable retardo a la hora de contar con todos los medios repartidos entre las diversas administraciones o el galimatías competencial que dificulta la adopción de decisiones centralizadas, esenciales para combatir eficazmente cualquier desastre del tipo que sea, como por ejemplo la pronta intervención del ejercito en situaciones como la desatada este fin de semana.
En fin, en Galicia sigue oliendo a humo, sin el PP y con los listos de la izquierda en el poder, fíjense ustedes. Y es que a algunos lo que siempre nos olió a chamusquina fue la hipócrita postura de la izquierda de aprovechar las desgracias para hacer política.
No hay que remontarse más que a la legislatura pasada para comprobar las criticas que desde PSOE y sobre todo BNG se hacían al PP por su presunta incapacidad para controlar los incendios en Galicia. Y es que cogida la directa tras el Prestige, cualquier desastre era valido para restar popularidad al PP.
El problema es que hoy, con la tortilla del revés, y con los criticones oportunistas en el poder, resulta que los incendios se siguen produciendo con igual o mayor virulencia que entonces. Igual que si hoy se repitiese el desastre del Prestige, estamos seguros que no se habría mejorado gran cosa en su gestión con la izquierda tomando el relevo de la derecha. Y es que ante los desastres se reacciona como se puede, con mayor o menor fortuna, sin que la ideología de los gobiernos de turno pinten mucho a la hora atajar lo imprevisto.
El problema es que una izquierda corvida y demagógica se lanzó sobre los desastres cual buitres, para únicamente hacer mella en un gobierno de derechas, olvidándose de la premisa de que el azar de los desastres se reparte en suerte para todos y lo que es importante es intentar coordinar de antemano los medios del estado para reaccionar con la mayor eficacia.
Pero para la izquierda la formula de la eficacia parece que consistía simplemente en quitar al PP para ponerse ellos. Ninguna reflexión sobre la fragmentación administrativa del estado de las autonomías que provoca un considerable retardo a la hora de contar con todos los medios repartidos entre las diversas administraciones o el galimatías competencial que dificulta la adopción de decisiones centralizadas, esenciales para combatir eficazmente cualquier desastre del tipo que sea, como por ejemplo la pronta intervención del ejercito en situaciones como la desatada este fin de semana.
En fin, en Galicia sigue oliendo a humo, sin el PP y con los listos de la izquierda en el poder, fíjense ustedes. Y es que a algunos lo que siempre nos olió a chamusquina fue la hipócrita postura de la izquierda de aprovechar las desgracias para hacer política.
MINUTO DIGITAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario