Notas:

17.9.06

EL REY DE MARRUECOS LIDERA LA REPULSA DEL MUNDO MUSULMÁN A LAS PALABRAS DEL PAPA


Tánger- La ola de airadas protestas que ha provocado en el mundo musulmán la intervención del Papa Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona acerca de la «irracionalidad de la guerra santa («yihad») y de la imposibilidad de «propagar la fe por medio de la violencia», ha alcanzado al Palacio Real de Marruecos. El soberano alauí ha llamado a consultas a su embajador en el Vaticano, Ali Achour, por las «palabras ofensivas» pronunciadas por el Papa, y ha enviado una carta escrita de protesta por sus opiniones manifestadas en una intervención ante un grupo de académicos y científicos. Aunque el tono de la misiva de Mohamed VI no ha sido divulgado, es la primera vez que el rey de Marruecos cede ante la presión de «la calle» musulmana, y se suma a la oleada de críticas contra el cristianismo, el Vaticano y la persona del Papa. El hecho de enviar un documento escrito prueba el nivel de la tensión creada entre el Occidente cristiano y el mundo musulmán. Su padre, Hassan II, en sus 38 años de reinado, se cuidó mucho de mantener una relación temperada, de mediación y de diálogo con el Vaticano, a pesar de los momentos de tensión vividos con motivo de las guerras de Israel con el mundo islámico y de los numerosos conflictos del Occidente cristiano con los árabes. Radicalización En cambio Mohamed VI se ha hecho eco de la oleada de críticas procedentes del mundo árabe e islámico, lo que muestra la profundidad de la crisis en curso y su previsible radicalización. De todos los países musulmanes, el más prudente a la hora de criticar al Papa y al Vaticano es precisamente Marruecos, según se estima en los círculos diplomáticos en Rabat. No sólo por el papel conciliador de la monarquía alauí, sino porque Marruecos, al igual que otros países islámicos, recibe un sinfín de apoyos sociales por parte de la Iglesia, de congregaciones, asociaciones y ONG cristianas. Sin embargo la presión a la que se ve sometido el soberano marroquí es de tal calibre, que se ha visto obligado a sumarse a la avalancha de protestas procedentes del mundo musulmán. Los partidos islamistas en Marruecos reaccionaron desde el primer día condenando sin paliativos lo que consideran un ataque del Vaticano al islam como religión. Y aunque el Gobierno marroquí y los partidos democráticos han guardado silencio, la presión popular ha terminado por vencer. En los países vecinos de Marruecos, la protesta es igualmente viva y pertinaz. La Asociación de Ulemas Argelinos, la mayor autoridad religiosa en el país, condenó ayer las palabras de Benedicto XVI, al igual que lo ha hecho el partido en el poder, Frente de Liberación Nacional (FLN). Lo mismo ha hecho el Consejo Superior Islámico en Túnez, «indignado por la intervención del Papa contra el islam». El presidente yemení, Ali Abdulá Saleh, advirtió que su país revisará sus relaciones con el Vaticano si el Papa Benedicto XVI no ofrece disculpas por haber «perjudicado el islam». Saleh, quien instó al resto de los países árabes a tomar una decisión similar, hizo esta declaración en un discurso electoral.

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