Un bello día veremos levantarse un hilo de humo en el extremo confín del mar. Y después aparecerá la nave. La nave es blanca. Entra en el puerto, truena su saludo. ¿Ves? ¡Ha venido! Yo no voy a buscarle, yo no. Me pongo ahí, en lo alto de la colina y espero, espero mucho tiempo. Y no me importa la larga espera. Y, salido de entre la multitud de la ciudad, un hombre, un pequeño punto, sube por la colina. ¿Quién será?, ¿quién será? Y cuando esté aquí, ¿qué dirá?, ¿qué dirá? Llamará - Butterfly- desde lo lejos; yo sin responder. Estaré escondida. Un poco por bromear, y un poco por no morir al primer encuentro. Y él, un poco ansioso, llamará, llamará; “Pequeñita, mi pequeña esposa, perfume de verbena”, los nombres que solía llamarme. Todo esto sucederá, te lo prometo. Guárdate tus temores, ¡yo con segura fe le espero!.
De la ópera Madame Butterfly de Puccini. Una hermosa y dramática historia de amor.
30.9.08
MADAME BUTTERFLY: PUCCINI Y EL LIRISMO
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