Lo que no ocurra en España no ocurre en ningún otro sitio. Resulta que ahora los jueces, entre otros asuntos, se dedican a juzgar sentimientos y formas de pensar de los ciudadanos. Tendrán ellos pocos asuntos pendientes de ser juzgados como para andar ahora metidos en camisas de once varas. El "acusado" ha dicho algo que me ha gustado muy especialmente: "nadie tiene derecho a adoptar, sea del sexo que sea; es el adoptado el que tiene derecho a serlo". Lo que ocurre es que en nuestra Zapaterolandia por ser maricón o tortillera algunos se creen los dueños y señores de todos los derechos del mundo.
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