LA SECTA SOCIALDEMÓCRATA

A estas alturas de la película ya me sorprenden pocas cosas de lo que hace o deje de hacer este (des) gobierno de sátrapas y liberticidas, lo que sucede es que de vez en cuando me gusta insultarlos y ponerlos a parir con este lenguaje que suelo utilizar tan impropio e incorrecto y que tan poco gusta a muchos. En esta ocasión he leido por ahí unas declaraciones de un tal Joaquin Leguina, que por lo visto es socialista y que debe ser muy conocido en su casa a la hora de la comida, dice el muy sinvergüenza: "Si estuviera en Cataluña votaría a Montilla con la nariz tapada", lo cual da idea del grado de sectarismo que posee este sujeto y los de su especie, pues para él (ellos) lo prioritario es el interés del partido, de la secta, de la tribu a la que pertenecen, no existe nada más importante que la caberna partidaria, el clan, cuando se trata de apoltronarse y perpetuarse en el poder. Votan a los suyos sí o sí, de forma autómata, aunque los odien a muerte, vota a Montilla aunque Montilla se la sude, lo importante es votar a Montilla y luego apuñalarlo por la espalda, lo importante es votar a Montilla pero con la nariz tapada y el estómago revuelto y con diarrea. Él es diferente pero a la vez es igual que Montilla, si te lo encuentras en una escalera nunca sabrás si este tal Leguina sube o baja o quizás lo verás hacer las dos cosas al mismo tiempo. Como buen socialdemócrata actúa por imperativo sectorial, ya que "no le queda otro remedio". Rezuman odio y secta por cada uno de los poros de su lomos y nos dicen que lo hacen por nuestro bien.