Es la característica que más estimo de las personas, de cualquier persona: la humildad.
Decía San Isidoro de Sevilla que: "Aunque seas el más alto, ten humildad", pero claro, eran otros tiempos, (mejores tiempos) allá por el año 600 d.c., hoy estamos en el reino de la prepotencia, la chuleria de los que van "sobraos", de la arrogancia, en definitiva de la modernidad socialdemócrata.
Hacer el Camino de Santiago está bien porque te encuentras contigo mismo, y sobre todo más que caminar te dedicas a pensar y reflexionar sobre tu existencia, pero yo prefiero darme de vez en cuando una cura de humildad, meterme en el pozo de las miserias humanas, de los enfermos, los viejos, los incapacitados. Lo hago varias veces al año y no porque "sea el más alto" como decía San Isidoro, sino para no perder mi rumbo vital y no olvidarme de la insignificancia que supone la vida. Se pasa mal con estas curas y termino destrozado anímicamente, pero a partir del segundo o tercer día es cuando empizo a notar lo que Santa Teresa decía en sus versos:
Si para recobrar lo recobrado,
debí perder primero lo perdido.
Si para conseguir lo conseguido,
tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora enamorado,
fue menester haber estado herido.
Tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado,
que no se goza bien de lo gozado,
sino después de haber padecido.
Porque después de todo he comprendido,
que lo que el árbol tiene de florido,
viene de lo que tiene sepultado.
Decía San Isidoro de Sevilla que: "Aunque seas el más alto, ten humildad", pero claro, eran otros tiempos, (mejores tiempos) allá por el año 600 d.c., hoy estamos en el reino de la prepotencia, la chuleria de los que van "sobraos", de la arrogancia, en definitiva de la modernidad socialdemócrata.
Hacer el Camino de Santiago está bien porque te encuentras contigo mismo, y sobre todo más que caminar te dedicas a pensar y reflexionar sobre tu existencia, pero yo prefiero darme de vez en cuando una cura de humildad, meterme en el pozo de las miserias humanas, de los enfermos, los viejos, los incapacitados. Lo hago varias veces al año y no porque "sea el más alto" como decía San Isidoro, sino para no perder mi rumbo vital y no olvidarme de la insignificancia que supone la vida. Se pasa mal con estas curas y termino destrozado anímicamente, pero a partir del segundo o tercer día es cuando empizo a notar lo que Santa Teresa decía en sus versos:
Si para recobrar lo recobrado,
debí perder primero lo perdido.
Si para conseguir lo conseguido,
tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora enamorado,
fue menester haber estado herido.
Tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado,
que no se goza bien de lo gozado,
sino después de haber padecido.
Porque después de todo he comprendido,
que lo que el árbol tiene de florido,
viene de lo que tiene sepultado.
Mi consejo: sed humildes, os encontrareis mejor con vosotros mismos y con los demás. Sereis mejores personas porque os dareis cuenta que en nuestra actual vida pocas cosas hay que merezcan realmente la pena.









2 comentarios:
Lástima que esa virtud está quedando desfasada. Cada día somos más altaneros y pensamos que no hay nadie por encima de nosotros.
Coincido contigo; admiro la humildad en las personas y pienso que una persona humilde siempre estará a la altura. Ya habrá quien le haga los halagos correspondientes y el tiempo la llevará a donde tenga que estar.
Me gusta tu post.
Saludos
Hola Mª Ángeles:
De Santa Teresa:
"El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que un hombre es más humilde crece una visión mas correcta de la realidad."
Por tu tierra sabeis un rato largo de humildad.
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