Que hay una ofensiva para acabar con la iglesia de Roma es más que evidente. Todos a una, islamistas, progresistas, vegetarianos, feministas, socialdemócratas con gobierno y sin gobierno, peperos, liberales, masones, anarquistas, maricones, muchos curas y no pocos obispos. Todos se saben de memoria el manual de "Educación para la ciudadanía" que Zapatero les ha ordenado aprender y a fe que han cumplido. A los demás nos ha tocado la desgracia de vivir en una época en la que estamos siendo testigos del final de nuestra civilización, un final no de grandes cataclismos como los que anuncian los agoreros: terremotos, gripe A, cambio climático y demás estupideces, sino un final con forma de caramelo envenenado para que no se nos haga demasiada amarga la situación. Y la mayoría contenta y feliz.
Un ejemplo de ello es la forma de actuación que han dado los islamistas que ocupan nuestra querida España. Además de hacer a diario apología del terrorismo a cara descubierta, cualquier mocosa adolescente es capaz de plantarle cara al resto de la sociedad por ir a la escuela con la cabeza tapada con el velo-disfraz islámico-terrorista. Saben que no les va a ocurrir nada pues al final las instituciones y el resto de la sociedad van a tragar, de la misma forma que tragan en otras ciudades y casos similares. No es ella ni los suyos quienes se tienen que adaptar al colegio y al medio en el que viven, sino al revés los mil o dos mil alumnos y sus vecinos deberán cambiar de costumbres, de gustos, de creencias y adoptar la forma de vida de 2 ó 3 mocosas. Esa es la realidad pero vista al revés. Ellos sí lo tienen claro, nosotros no. Ellos son capaces de morir y matar por sus ideas. Nosotros somos de centro, suaves, tibios, ambiguos, no creemos en otra cosa que no sea puro y duro edonismo, somos pacifistas y vegetarianos y no queremos enfrentamientos.
Ahora viene un tal Ángel Gabilondo que dicen que es ministro de no sé qué cosa vomitando que la pretensión de esta mocosa islamista de ir disfrazada a clase "no atenta contra los demás". Así es. Lo único que atenta contra los demás es la cruz y lo que ella representa.
Esa es la esencia de la ofensiva contra el cristianismo: retirar la cruz de las aulas y otros lugares públicos y sustituirla por la media luna del islam. Que el islam campe a sus anchas en las escuelas y demás centros educativos.
Van ganando la batalla y la mayoría preocupada en si el Real Madrid ganará o no ganará la liga.
Un ejemplo de ello es la forma de actuación que han dado los islamistas que ocupan nuestra querida España. Además de hacer a diario apología del terrorismo a cara descubierta, cualquier mocosa adolescente es capaz de plantarle cara al resto de la sociedad por ir a la escuela con la cabeza tapada con el velo-disfraz islámico-terrorista. Saben que no les va a ocurrir nada pues al final las instituciones y el resto de la sociedad van a tragar, de la misma forma que tragan en otras ciudades y casos similares. No es ella ni los suyos quienes se tienen que adaptar al colegio y al medio en el que viven, sino al revés los mil o dos mil alumnos y sus vecinos deberán cambiar de costumbres, de gustos, de creencias y adoptar la forma de vida de 2 ó 3 mocosas. Esa es la realidad pero vista al revés. Ellos sí lo tienen claro, nosotros no. Ellos son capaces de morir y matar por sus ideas. Nosotros somos de centro, suaves, tibios, ambiguos, no creemos en otra cosa que no sea puro y duro edonismo, somos pacifistas y vegetarianos y no queremos enfrentamientos.
Ahora viene un tal Ángel Gabilondo que dicen que es ministro de no sé qué cosa vomitando que la pretensión de esta mocosa islamista de ir disfrazada a clase "no atenta contra los demás". Así es. Lo único que atenta contra los demás es la cruz y lo que ella representa.
Esa es la esencia de la ofensiva contra el cristianismo: retirar la cruz de las aulas y otros lugares públicos y sustituirla por la media luna del islam. Que el islam campe a sus anchas en las escuelas y demás centros educativos.
Van ganando la batalla y la mayoría preocupada en si el Real Madrid ganará o no ganará la liga.
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