La profesión de sindicalista, de esos que viven del trabajo ajeno, es decir, de no trabajar es la única que no está notando la crisis. Nadie habla de que tengan que “apretarse el cinturón”. En realidad los sindicalistas de vocación y ocupación son como una secta especializada dentro de otra secta más amplia que es la izquierda. Tanta progresía, tanto avance, tanta reivindicación laboral para llegar a esto, a llevar una vida de parasito de sanguijuela y como tales viven, despreocupados de crisis, reconversiones o expedientes de regulación de empleo.
No están sujetos a horarios ni a jerarquías ni a permanecer varias horas en una cola del inem esperando que le toque el turno para poder apuntarse al paro, tampoco conocen eso tan proletario de levantarse a las tantas para ir al tajo, salvo que tengan que poner una barricada o destrozar el cristal de un escaparate o amenazar a alguien. Cobran su salario mensual de la misma empresa capitalista que les permite vivir a lo grande, sin dar un palo al agua, a diferencia de quien todavía tiene la suerte de conservar su trabajo. Por cierto, ¡qué salvaje es el capitalismo!, ¿verdad?. También chupan de la teta de la subvención estatal vía presupuestos generales del estado, vía comunidad autónoma y vía ayuntamientos o a cuenta del patrimonio sindical, ya sabeis. Que todo sea por la causa, la causa de mantener una super estructura de parasitos, burócratas y tecnócratas sindicales cuya única relación con el mundo laboral es puramente ficticia.
Es una buena profesión para quien no desea trabajar que tiene además el gran aliciente de que el único requisito para poder ejercer como tal es la licenciatura de mangante general.
No están sujetos a horarios ni a jerarquías ni a permanecer varias horas en una cola del inem esperando que le toque el turno para poder apuntarse al paro, tampoco conocen eso tan proletario de levantarse a las tantas para ir al tajo, salvo que tengan que poner una barricada o destrozar el cristal de un escaparate o amenazar a alguien. Cobran su salario mensual de la misma empresa capitalista que les permite vivir a lo grande, sin dar un palo al agua, a diferencia de quien todavía tiene la suerte de conservar su trabajo. Por cierto, ¡qué salvaje es el capitalismo!, ¿verdad?. También chupan de la teta de la subvención estatal vía presupuestos generales del estado, vía comunidad autónoma y vía ayuntamientos o a cuenta del patrimonio sindical, ya sabeis. Que todo sea por la causa, la causa de mantener una super estructura de parasitos, burócratas y tecnócratas sindicales cuya única relación con el mundo laboral es puramente ficticia.
Es una buena profesión para quien no desea trabajar que tiene además el gran aliciente de que el único requisito para poder ejercer como tal es la licenciatura de mangante general.
1 comentario:
Grandes verdades que todos conocemos. La pregunta cae por su propio peso: ¿hasta cuando seguiremos manteniendo a mangantes?.
Te copio el artículo para mi bloig.
Gracias
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