...El status actual (económico, político, social…) de los pueblos y culturas ancestrales de Europa peligra más que nunca. Nuestra patria, y nuestra libertad. Más incluso que con el ambicioso imperio estadounidense. Hablo, naturalmente, de la enorme población musulmana, asiática y africana, que inunda nuestras tierras. Son un estorbo, y un peligro. Jamás debimos permitir que tal cosa sucediera. No lo hicimos nosotros, el pueblo, lo hicieron nuestros gobernantes y nuestra despreciable clase política. Ésta es la que ha puesto a Europa al borde de su ruina y de su extinción.
¿Qué hacer? Tampoco ahora el oro va a garantizarnos nuestra libertad, nuestra independencia, o nuestra europeidad. Nuestra situación está más cerca de Camilo que de aquel jefe local. No es un imperio el que nos ataca, sino millones de musulmanes extranjeros que se afincan en nuestras tierras y pretenden (algo intolerable) modificar nuestra cotidianidad y adaptarlas a sus tradiciones y costumbres. No sólo nos privan de nuestro oro y de nuestra tierra estos parásitos (son los grandes beneficiarios de la política social que nuestros más cercanos antepasados elaboraron para nosotros, sus descendientes), también podemos advertir la merma en nuestras tradiciones y en nuestra libertad.
Esto es, en último término, lo que pretenden y exigen: que dejemos de ser lo que somos. ¿A cambio de qué? A cambio de nuestra paz y tranquilidad, dicen. Estos miserables nos amenazan, nos intimidan, nos chantajean en nuestra propia casa, en nuestras propias tierras.
¿Y qué hacen, a todo esto, nuestros gobernantes y nuestra clase política? Promueven campañas de tolerancia, de convivencia, así como alianzas con este particular enemigo de nuestra cultura, de nuestra libertad. El islam (la ‘umma’) pone en peligro todo lo conseguido tras cientos de años. Son nuestros antagonistas, nuestros antípodas más perfectos. Ninguna ideología cultural se nos opone tanto. Y no es una oposición lejana, exterior, ajena, sino interior. Los tenemos dentro, los tenemos en casa, y son millones; estos huéspedes indeseables que, por la cobardía y la incapacidad de nuestros representantes políticos, medran y se multiplican en nuestros lares a nuestra costa.
He hablado de la patria (de los Padres ancestrales), del legado, del oro, de la libertad. Queda el hierro. ¿Qué es el hierro? El hierro es la guerra declarada, fría y caliente, a todo aquel que pretenda o procure nuestro mal. Simplemente. A todos aquellos que pongan en peligro nuestra integridad, o nuestra identidad; nuestra tierra, o nuestros cielos (el legado).
Ya dije en otra ocasión que las circunstancias, históricas, que vivimos requieren otro tipo de políticos, de gobernantes, de intelectuales, e incluso de pueblo, me atrevo a decir. A la altura de la grandeza de los momentos que vivimos. No he cambiado, por desgracia, de opinión al respecto. Todo sigue igual en nuestra Europa. ¿Durante cuánto tiempo habrá que lamentar este estado de cosas?..."
Podeis leer el artículo entero en el blog: La respuesta de Europa
25.5.10
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario