Hace unos días fue lo de los controladores. Un simple conflicto laboral lo reconvierten en un problema de estado, en un delito de sedición y todos a la carcel.
Hoy hemos conocido que han multado con 300 euros por abuchear a Griñán y sus consejeros.
Y aún hay quien duda que la democracia en España no está liquidada. Solamente ha sido necesario aplicar algo de tensión y seis años más tarde los golpistas del socialismo español han acabado con lo que tanto ha costado.
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