Jameela, madre de tres hijos, acude al Tribunal de la Mezquita Central de Birmingham para solicitar el divorcio. En presencia de los “jueces”, afirma que su cónyuge pasa la mayor parte del tiempo con su segunda esposa y que, además, la golpea y amenaza de muerte.
La mahometana, es interrogada por los componentes del Tribunal, entre los que se encuentran Mohammed Naseen, un imán vestido con una túnica blanca y una mujer (la única que forma parte de un tribunal islámico en Gran Bretaña) con la cabeza cubierta con un pañuelo, cuya intervención en la vista es residual y que ejerce las funciones de comparsa.
Uno de los jueces, con palabras amables y gesto amistoso, muestra su preocupación a la solicitante del divorcio por los derechos del padre y pronuncia una sentida disertación sobre la armonía familiar, esperando que el periodista que asiste al curioso evento quede seducido por el buen criterio de los jurisprudentes.
Finalmente, el Tribunal falla a favor de Jameela, puesto que su marido se allana a la petición de divorcio que, en realidad, nada disuelve desde una perspectiva jurídica, ya que el matrimonio se celebró en una mezquita al margen de la legislación civil británica, lo que sitúa a la divorciada en una tesitura legal sumamente precaria, tanto en el aspecto patrimonial como en el relacionado con la custodia de los hijos.
Mientras que para el varón es suficiente con pronunciar la palabra “talaq” para disolver el vínculo matrimonial, la mujer que solicita el divorcio debe convencer a los jueces sobre su petición con razones de entidad, por ser su condición humana inferior a la del hombre, según proclamó el “Profeta”.
El Islam practicado en la Mezquita Central de Birmingham es el más “ liberal” del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Sólo así se entiende que una fémina pueda poner sus pies en un lugar reservado sólo para viriles orantes muslimes. En cambio, la interpretación que del Corán hace el prestigioso jurisconsulto Suhaid Hasan, miembro del Consejo Islámico de la Sharía, “it’s different” , puesto que pide la introducción en la legislación penal británica de la pena de lapidación para las adúlteras y la de amputación de manos para los ladrones. En Inglaterra, ahora, “se sospecha” que los tribunales islámicos están traspasando ciertos límites, y que forman un “sistema legal” paralelo.
The Telegraph, recuerda la polémica desatada cuando Michael Nazir-Alí, ex obispo de Rochester, afirmó hace tres años que se estaban imponiendo áreas exclusivas para musulmanes, por lo que fue acusado de alarmista. Según éste clérigo de origen paquistaní, para entender cuál es el impacto en la sociedad de la Sharía, sólo hay que observar lo que ocurre en las naciones donde se aplica, como Irán o Arabia Saudí.
Las proféticas palabras de Nazir-Alí, han sido corroboradas por los hechos: Los tribunales islámicos se han convertido en un cáncer y los “radicales” han declarado barrios sometidos a la Sharía, con todas sus consecuencias.
Minuto Digital
Mientras los políticos hacen como que no se enteran. Sinvergüenzas.
11.8.11
85 TRIBUNALES ISLÁMICOS APLICAN LA SHARÍA EN GRAN BRETAÑA
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