VANIDAD

Los políticos en general y los españoles en particular sufren del mal de la vanidad y lo patético es que creen que eso de reformar la constitución es para siempre, que es inamovible, los muy cretinos se frotan las manos pensando que si reforman un artículo o media docena, esa reforma no la va mover nadie, algo así como las pirámides de Egipto que están ahí desde que el mundo es mundo.

A mí me da lo mismo la reforma. Seguire dándoles donde más les duele que es no acudiendo a votar. Que ellos se lo guisen y ellos se lo coman, pero conmigo que no cuenten.