Es evidente que no vamos a cambiar de sistema ni por los excesos de unos ni por los cabreos de otros. El sistema es el que es, el que siempre ha sido y no hay otro, con una u otra forma de gobierno, de estado, de instituciones, pero en lo básico el sistema seguirá siendo el mismo.
Quienes reclaman un cambio de sistema en realidad desean un cambio en la mentalidad de la gente, pero no lo saben porque su soberbia y pedanteria les impide ver aquello que tienen más allá de su nariz y creen que cambiando tal o cual institución, tal o cual estado o partido, la mentalidad del vulgo se transmutará y nos volveremos unos decentes y honrados vegetarianos que diran "no a la guerra" después de comer unas lechugas o una tapa de perejil. Es decir, después de crear el sistema del "buen rollo".
Aquí no hay más sistema que el conocido por todos y quien crea otra cosa que pierda toda esperanza.
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