Notas:

16.10.12

SÍNDROME DE STENDHAL ABULENSE

Todavía no lo he digerido y aun tengo algunas secuelas, taquicardias, el rítmo cardiaco algo elevado,  confusión, etc, pero no me preocupa en exceso porque sé que dentro de pocos días se me pasará, mientras tanto toca sufrir y esperar.

No sé si os habreis dado cuenta que estoy hablando del síndrome de Stendhal que se produce al visitar la ciudad de Ávila. Pisar, tocar, rezar, leer sus manuscritos y estar por donde antes lo hicieron Santa Teresa y San Juan de la Cruz o Tomás Luis de Victoria (O Magnum Misterium), pone el corazón a toda velocidad. Ahora sí creo realmente que Santa Teresa tuvo encuentros con la Virgen y el niño Dios, entiendo su transverberación, su éxtasis, no podía ser de otra forma, allí hay algo más que piedra y madera aunque el tópico diga que Ávila es tierra de cantos y de santos no sabría explicaros qué es.

También San Juan de la Cruz me ha iluminado con su espíritu y me ha hecho entender eso que decía: "Entréme donde no supe":

Entréme donde no supe:
y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
Yo no supe dónde estaba,
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo
.

San Juan, San Juan, que grande has sido, que grande eres y que poco te conocemos.

¿Y qué decir de otros grandes de Ávila como Tomás Luis de Victoria, El Tostado o de Isabel I de Castilla? Otros muchos ya lo han dicho y mejor dicho de lo que yo pueda hacerlo.

Es tanto lo que ví y sentí en Ávila que ahora no puedo seguir escribiendo. Los síntomas del síndrome de Stendhal abulense ya están aquí.
La mística hecha palabra

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