Notas:

21.2.13

PÍCAROS

Cada día estoy más convencido de que la única solución para el problema de España no es cambiar a Rajoy para poner a otro inútil, sino empezar a zurrarnos entre nosotros como viene siendo tradición en nuestra historia reciente. A la vista está que ese es el lenguaje que mejor comprendemos. Desconozco la causa por la que de vez en cuando se genera tanta tensión entre nosotros que siempre acabamos de la misma forma, o sea, a palos. Los españoles ni sabemos ni podemos vivir en libertad por la simple y llana razón de que la mayoría no somos responsables de nuestros actos, o nos pasamos de frenada o no llegamos, por eso  periodicamente precisamos de una situación traumática, matarnos un poquito los unos a los otros para serenarnos durante unos cuantos años y luego vuelta a empezar.

Aprovechan algunos el desconcierto para pedir un cambio en la forma de estado e implantar una república como si esa fuese la cuestión. El problema no es el estado ni su forma, el problema somos todos y cada uno de nosotros;  los políticos, los sindicalistas, los ejecutivos, los curas y demás fuerzas vivas de la sociedad son el reflejo de la forma de pensar del común de los españoles. ¿Acaso alguién cree que si cambiamos la monarquía por una república, su presidente estará inmunizado contra la corrupción?

Admitámoslo, el mal está en nosotros y en nuestra mentalidad de pícaros y tunantes, mentalidad que lo impregna todo y a todos, hasta el punto que ha adquirido la condición del género literario de la picaresca española.

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