Notas:

16.7.13

MUERTO EL PERRO SE ACABÓ LA RABIA

El cuento chino de la indignación es un fenómeno mundial que pone de manifiesto el escaso nivel mental y la nula capacidad intelectual de los que fingen estar indignados, carne de cañón teledirigida y mediatizada por las castas comunistas y socialdemócratas de los respectivos países.

La última la hemos visto en Brasil a raíz de un campeonato de fútbol que allí se celebró. Visto lo visto, todo era un cuento, otra vez puro teatro, una farsa, un montaje. Acabado el día, se acabó la romeria, la indignación, las manifestaciones y la revolución. Todos a sus casas y a portarse bien. Ya nadie protesta, nadie se indigna y nadie se manifiesta. Tan sólo se trataba de "hacer como que" uno estaba cabreado, pero nada más lejos de la realidad, se terminó el fútbol y ya todos bailan la samba. Tan sólo era un campeonato de fútbol.

La realidad es la encargada de darles en los morros a estos falsos indignados. La realidad es que la inmensa mayoría de la sociedad no apoya esa clase de montajes porque saben que detrás está la mano que mece la cuna, es decir, los comunistas, para quienes el camino más corto entre dos puntos nunca es la línea recta, sino el círculo, aunque de tanto rodear a sus víctimas siempre acaban con el culo al aire.

Que no, que no, que esas tácticas de la indignación, de tirar la piedra y esconder la mano, de nadar y guardar la ropa, ya no sirven, que Marx, Lenin y Stalin han sido devorados por los gusanos y ya crían malvas. Están muertos y vosotros también. Esto es el siglo veintiuno y todas esas patrañadas no sirven, como tampoco sirve internet para hacer la revolución. Pero siempre quedará por ahí algún insensato que pueda ser aprovechado.

Despertad, que estais atontados

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