Notas:

7.10.20

VÁMONOS A LA ÓPERA Y DE PASO PONEMOS A PARIR A ESPAÑA Y A LOS ESPAÑOLES

 
La fobia y la inquina contra España y contra los españoles viene de lejos y la encontramos en personajes tan sorprendentes como Beethoven o el italiano Verdi.
 
En el caso de Beethoven su única ópera titulada "Fidelio"  utiliza la misma basura propagandistica  antiespañola difundida tradicionalmente por el calvinismo y el luteralismo, a saber: España como un país salvaje, atrasado, sin cultura, exótico, un país de gente fanática e intolerante. 
 
Beethoven jamás pisó España ni conocía España más allá de lo que el fanatismo luterano le había inoculado de niño en la escuela o en su propia familia. El libreto en el que basó su ópera es de un tal Joseph F. Sonnleithner que nada tiene que ver con España. Ninguno sabía nada sobre España y los españoles pero eso no fue un impedimento para difamarnos, injuriarnos y calumniarnos a través de su música. La ópera se desarrolla en una cárcel de Sevilla del siglo XVII. El tema de la ópera podría haber ocurrido en cualquier otra ciudad europea, por ejemplo en Bonn, la ciudad natal de Beethoven o en cualquier ciudad alemana o del norte europeo que tantas vergüenzas y crimenes tienen que ocultar. Pero no, tenía que ser Sevilla, la Sevilla crreada por la leyenda negra sobr la inquisición, la intolerancia y el fanatismo, la Sevilla del catolicismo. El "malo" es un tal Don Pizarro (os suena ¿verdad?), que es el perverso alcalde de la siniestra y lúgubre prisión de Sevilla, donde mantiene encerrados a unos pobres inocentes a los que trata de matar de hambre. Al final Pizarro es derrotado, pero jura que se vengará (la venganza como lo propio del español) y todo trmina con los prisioneros y demás personajes (los buenos) que cantan al día y dicen que la hora de la justicia ha llegado, la tiranía se ha acabado y triunfa "la libertad". Ese es el mensaje final que Betthoven nos quiso dejar con su ópera: España como sinónimo de tiranía, de intolerancia, de fanatismo, de atraso cultural. No critica a su Alemania natal, no critica a Lutero, a Calvino ni a tantos otros alemanes contemporáneos. Critica a un país que no conocio ni visitó jamás.
 
Con Verdi y su ópera Don Carlos (el hijo de Felipe II) ocurre lo mismo que con Beethoven. Aunque italiano, Verdi debio crearse la misma idea sobre España y los españoles cuando estuvo por aqui, como un país carente de buenas cualidades, la encarnación del mismo demonio. En su ópera recoge todos los tópicos e injurias antiespañolas de ya larga tradicción luterana y calvinista. Verdi, sin duda, todavía no se había repuesto del trauma que supuso para Italia recuperarse de la desaparición del imperio romano, de ahi que los italianos sigan creyéndose para sus adentros superiores al resto de paises y nos perdonan la vida. 
 
A continuación añado lo que Mª Elvira Roca Barea dice sobre esta ópera de Verdi en su obra "Imperiofobia y leyenda negra":

En la época de Schiller los mitos de la Inquisición y de Felipe II como asesino de su propio hijo y engendro del demonio están ya completamente consolidados, así que el Don Carlos solo contribuirá a su perpetuación. Miles de veces representado en Alemania y fuera de ella, el talento indiscutible del autor renovará las imágenes del fanatismo y la intolerancia ligadas a España. Por si alguna popularidad le faltara, la versión operística de Verdi en 1867 multiplicó el efecto de esta difamación, ya completamente aceptada como una verdad indiscutible dentro y fuera de España. Fue escrita para la Exposición Universal de París y es la más larga y la que más versiones tiene de las obras de Verdi.
María Elvira Roca Barea
Imperiofobia y leyenda negra
 
 En fin, dos óperas, dos personajes hijos de su tiempo, de sus mentiras y trolas sobre España y los españoles que el romanticismo europeo tanto contribuyó a su difusión.
 

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