Notas:

26.9.21

¿A DÓNDE FUE EL ORO?

 

Al momento que cayeron los territorios de la monarquía hispánica en manos de los insurgentes republicanos, se cometieron unas series de saqueos en las Cajas Reales de las principales ciudades. Según cifra del investigador peruano Angello Salvattore, rondaría un billón de euros el valor actual de las reservas de oro y plata que había en las reales haciendas virreinales.

En 1819 en la Casa de la Moneda de Santa Fe De Bogotá se encontraban medio millón de pesos. El Boletín No. 5 de los republicanos así señala: “En la Casa de Moneda hemos encontrado más de medio millón de pesos en metálico; y en todos los demás almacenes y depósitos, quanto puede necesitarse”.


 Bolívar se los apodera inmediatamente, nombra a Luis Eduardo Azuola intendente del Tesoro, quien reparte 250.000 pesos para gastos de guerra, el resto se disipa o desaparece.

Según el mismo edecán de Bolívar, O’Leary la corrupción hizo su aparición, en sus memorias señala: “La corrupción y los vicios que han degradado nuestra patria”.

En 1822, en la Real Hacienda de Bogotá había 10 toneladas de oro, este oro desapareció, no se sabe de su destino. Según el historiador argentino Julio Carlos González, los británicos se apoderan de 12 toneladas de oro amonedado de Bogotá que ponen rumbo a Londres.

Esto debido a la deuda contraída, se puso como garantía las riquezas de la nación y se suscriben acuerdos de libre comercio con Gran Bretaña. La mayor parte del dinero de los préstamos jamás llegó a América, los banqueros retenían unas comisiones, tipos de interés abusivos y vendían los títulos por debajo de su valor nominal. Igual sucede con la deuda interna, los mismos republicanos especulaban; según hace constar el cónsul inglés, sir Robert Ker Porter en conversaciones con Simón Bolívar en su diario (En comentarios).

En 1826 Colombia reconoció la deuda pública externa por £6.688.950, al igual que la deuda interna por 58.770.769 pesos.

Lo mismo sucede en el resto del continente. En 1806, había 40 toneladas de oro en la Real Hacienda de Buenos Aires; en 1811, 550.000 barras de plata en la Casa de la Moneda de Potosí; en 1822, 40 toneladas de oro de la Real Hacienda de Lima; todas desaparecerían, quedando las naciones empobrecidas.

Autor: Emilio Acosta.

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