Ya lo he dicho en alguna ocasión. Pedro Sánchez es un psicópata y por tanto tenemos que considerarlo como un enfermo mental. A mayores, también tiene alteradas sus funciones perceptivas y mentales y su conducta social se encuentra patológicamente alterada. Falta de empatía, incapacidad para sentir culpa, egocentrismo, capacidad de disimulo, tendencia a mentir de forma patológica... La característica de estos enfermos es que pueden cometer actos delictivos muy graves sin mostrar ningún tipo de sentimiento de culpa. La psicopatía tiene difícil tratamiento especialmente cuando el sujeto ya tiene muy arraigada su alterada personalidad, como es el caso de Pedro Sánchez.
Por lo tanto ya podéis ir perdiendo toda esperanza de que vais a vencer a Pedro Sánchez en unas elecciones o que vais a impedirle, con manifestaciones en la calle, que aplique su siniestro plan de descuartizar nuestra Nación. Repito, no estamos ante una persona equilibrada, sino ante un enfermo mental, que no rige bien y tiene la cabeza muy desamueblada, capaz de llevar a cabo cualquier cosa inimaginable, por atroz que nos pueda parecer, con tal de satisfacer su enfermo ego.Todavía nos quedan por ver muchos de sus actos irracionales.
La fórmula legal para deshacernos de Pedro Sánchez no pasa por unas elecciones sino que consistiría en declararlo incapaz mentalmente para que continúe siendo presidente del gobierno. Lógicamente, la incapacidad mental tendría que ser declarada por un tribunal de justicia previo informe de un tribunal médico y de otros especialistas en esta clase de trastornos.
Si Pedro Sánchez no fuera quien es, quizás su enfermedad sería intrascendente o pasaría desapercibida para buena parte de quienes le rodean y el asunto tendría una incidencia social menor. Pero resulta que Pedro Sánchez es el presidente enfermo mental del gobierno español y su enfermedad nos afecta a todos.
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