Título: Don Gaspar Melchor de Jovellanos
Autor: Francisco de Goya y Lucientes
Técnica: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Sala 22
Museo del Prado (Madrid)
Autor: Francisco de Goya y Lucientes
Técnica: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Sala 22
Museo del Prado (Madrid)
Goya le hizo este retrato en 1798 cuando ejercía sus funciones de ministro. Es bien conocida la amistad entre el pintor y el político, quien fue uno de sus primeros protectores. Fue también un destacado coleccionista de sus obras y, tal como reflejan las anotaciones de su Diario, siguió con interés el proceso creativo del pintor en la decoración de la cúpula de la madrileña ermita de San Antonio de la Florida, cuya realización él mismo había promovido.
Goya le pinta sentado junto a una mesa cargada de documentos. Apoya la mejilla en su mano izquierda, sosteniendo con la derecha un papel en el que se lee: "Jovellanos por Goya". El lujoso mobiliario contrasta con la sobriedad de su atuendo y con la ausencia de condecoraciones sobre su pecho.
La inclusión en el lienzo de una estatua en bronce de Minerva, diosa romana de la Sabiduría -que porta un escudo con las armas del Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía- parece ser una alusión directa a las virtudes del retratado. La rica entonación del conjunto en verdes, amarillos, grises y pardos, la técnica deshecha, y la forma tan magistral con que Goya nos transmite los rasgos esenciales de la personalidad de Jovellanos: bondad, inteligencia, reflexión, y cierta melancolía muy acorde con las preocupaciones que debían agobiarle por entonces, hacen de este retrato uno de los más bellos y hondos de la producción del gran maestro aragonés.
El lienzo fue legado por el propio Jovellanos en 1802 a su íntimo amigo Juan José Arias Saavedra. Tras pasar por diversos propietarios, fue finalmente adquirido en 1974 por el Estado, que lo destinó al Museo del Prado.
Goya le pinta sentado junto a una mesa cargada de documentos. Apoya la mejilla en su mano izquierda, sosteniendo con la derecha un papel en el que se lee: "Jovellanos por Goya". El lujoso mobiliario contrasta con la sobriedad de su atuendo y con la ausencia de condecoraciones sobre su pecho.
La inclusión en el lienzo de una estatua en bronce de Minerva, diosa romana de la Sabiduría -que porta un escudo con las armas del Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía- parece ser una alusión directa a las virtudes del retratado. La rica entonación del conjunto en verdes, amarillos, grises y pardos, la técnica deshecha, y la forma tan magistral con que Goya nos transmite los rasgos esenciales de la personalidad de Jovellanos: bondad, inteligencia, reflexión, y cierta melancolía muy acorde con las preocupaciones que debían agobiarle por entonces, hacen de este retrato uno de los más bellos y hondos de la producción del gran maestro aragonés.
El lienzo fue legado por el propio Jovellanos en 1802 a su íntimo amigo Juan José Arias Saavedra. Tras pasar por diversos propietarios, fue finalmente adquirido en 1974 por el Estado, que lo destinó al Museo del Prado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario