Coincidiendo con la Jornada Mundial de la Juventud 2011 que tendrá lugar en España en Agosto de este año y con ocasión de la visita del Papa, Benedicto XVI, los Museos Vaticanos han prestado al Museo del Prado de Madrid la obra titulada "El Descendimiento" del pintor italiano Michelangelo Merisi da Caravaggio.
Para la presentación de dicha obra se apuntó la actual ¿ministra? censora y prevaricadora a la par que analfabeta de cultura, también conocida como Sinde. Por cierto, qué ofensa, qué desprecio, qué ultraje, qué groseria, qué insulto a la inteligencia, al arte y a Caravaggio que una elementa como esta ose citar siquiera a uno de los grandes del arte como Caravaggio.
Para esta ágrafa Caravaggio era un simple un maricón de tres al cuarto, un marginal de esos que acampan por ahí, un don nadie que hasta que llegó ella al ministerio no lo conocían nada más que dos o tres. No sé que argumentos o datos ha manejado esta ignorante para hacer esa afirmación porque hacia 1602 que fue el año en que el pintor comenzó a elaborar este cuadro, los maricones no podían alardear publicamente de su enfermedad sexual. Ya sabían lo que les esperaba. Como para andar poniendo el culo por la cristiana Italia. El Santo Oficio y se acabó el problema.
Sinde confunde el cuadro de Caravaggio con una escena de la película pornográfica en la que ha participado como actriz principal junto a Cerolo y otros maricones porque la figura central del cuadro, la de Cristo aparece cubierta únicamente con un pequeño paño. Ese único datalle es suficiente para Sinde para decir que Caravaggio era maricón. Manda carallo. En realidad para el rogresismo de la calaña de Sinde todos los artistas eran maricones: lo era Miguel Angel, Leonardo, Picaso... todos, porque en muchas de sus obras aparecen figuras humanas desnudas o semidesnudas. Esa es la lógica del progresismo, la lógico de alguien que tiene menos cerebro que un mosquito.
Por lo visto para Sinde el cuadro de Caravaggio no tiene nada que ver con el cristianismo ni con el hecho religioso ni con el sentido estético y ético del arte barroco. Nada dice de ello porque lo desconoce, lo ignora, lo cual es lógico dada su condición de ministra, no sabe situarse en el tiempo ni en el espacio en que vive, lo cual es perfectamente comprensible dada su condición de progresista..., ella solamente está a lo suyo, a sus obscenas fantasias, a sus obsesivas paranoias sexuales y sólo intuye que Caravaggio era maricón y nada más.
Ahora solo le falta añadir que lo del día del orgullo gay lo inventaron cuatro maricones primitivos en las cuevas de Altamira y así la acaba de redondear.
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