SANTIAGO, PATRÓN DE ESPAÑA
Estamos en pleno verano, en pleno estío del férreo calor ardiente, como dicen los italianos, “ el ferragosto”. Y no estaríamos mal, sobre todo, para aquellos que, por causas diversas, no podemos viajar de vacaciones, en este caso, a esa ciudad, (histórica, bonita, típica, patrimonio de la cristiandad y de la humanidad), si nos contentamos con la agradable y bendita lluvia del santo gallego a través de la televisión. Digo, no estaríamos mal el que nos refresquemos culturalmente con una emisión en los numerosos medios de comunicación y del global todopoderoso internet a este patrón español y universal de la Hispanidad. ¡Qué bonito en aquellos tiempos de la posguerra!, en los que se celebraba la festividad de Santiago como una grandiosidad, patrón de las Españas avalado por los sucesivos reyes y jefes de Estado a través de los siglos, y concretada en el aspecto patriótico histórico de la ofrenda anual al apóstol Santiago, en honor a su intercesión en la batalla de Clavijo y desligándose así de las continuas correrías sarracenas y la sumisión al execrable “tributo de las 100 doncellas” y que supuso el mayor compromiso en la unificación y en la empresa de la Reconquista medieval española.
Era un gran día, pues, aparte de una parada en las labores propias del campo, era una festividad grandiosa que nos refrescaba patrióticamente, nos saciaba la sed de universalidad, destino y unidad de España, (tan denostada y diluida hoy), ¡Si los antiguos levantaran las cabeza!, y simbolizada en una lucha por la paz, prosperidad y convivencia pacífica nacional y concretada en esa ofrenda hecha por el Jefe de Estado al apóstol Santiago.
En dicha ofrenda, siempre estaba representada España en todos sus estamentos y jerarquías y que simbolizaba a un pueblo unido afrontando los problemas del modernismo, desarrollo del presente y del futuro, unido en torno a su Jefe de Estado. ¡Qué estampa tan bonita y preciosa!, tan diferente a la España de hoy, de aquella que relanzó la Reconquista y que hizo posible el afianzamiento de la unidad de los distintos reinos de España en torno al cristianismo e ideal común de la Europa cristiana.
“... O tempora, o mores ", exclamación de Cicerón refiriéndose a la perversión de las costumbres en su tiempo, , en castellano, ¡Vaya tiempos, vaya costumbres! de hoy comparadas con las de antaño) o el “Vivir para ver, ver para vivir y su consecuencia más harto demostrada, el vivir para creer”. Esta España actual, desmembrada a causa de la oprobiosa y anticristiana política de señoritos y caciquiles reyezuelos autonómicos de Taifas españoles, sin un patrón que nos defienda, sin un camino hacia un ideal común, sin una unidad frente a la desaparición de España que ellos, presumo, la han provocado y fabricado presunta y tan ignominiosamente.
Sólo me queda decir un ¡España hasta los huesos!, recordando el titulo del poeta Leopoldo Panero y un ¡ Aquí Santiago y cierra, España! en sentido, literario y coloquial.
CALANDA
2 comentarios:
SANTIAGO, PATRÓN DE ESPAÑA
Estamos en pleno verano, en pleno estío del férreo calor ardiente, como dicen los italianos, “ el ferragosto”. Y no estaríamos mal, sobre todo, para aquellos que, por causas diversas, no podemos viajar de vacaciones, en este caso, a esa ciudad, (histórica, bonita, típica, patrimonio de la cristiandad y de la humanidad), si nos contentamos con la agradable y bendita lluvia del santo gallego a través de la televisión. Digo, no estaríamos mal el que nos refresquemos culturalmente con una emisión en los numerosos medios de comunicación y del global todopoderoso internet a este patrón español y universal de la Hispanidad. ¡Qué bonito en aquellos tiempos de la posguerra!, en los que se celebraba la festividad de Santiago como una grandiosidad, patrón de las Españas avalado por los sucesivos reyes y jefes de Estado a través de los siglos, y concretada en el aspecto patriótico histórico de la ofrenda anual al apóstol Santiago, en honor a su intercesión en la batalla de Clavijo y desligándose así de las continuas correrías sarracenas y la sumisión al execrable “tributo de las 100 doncellas” y que supuso el mayor compromiso en la unificación y en la empresa de la Reconquista medieval española.
Era un gran día, pues, aparte de una parada en las labores propias del campo, era una festividad grandiosa que nos refrescaba patrióticamente, nos saciaba la sed de universalidad, destino y unidad de España, (tan denostada y diluida hoy), ¡Si los antiguos levantaran las cabeza!, y simbolizada en una lucha por la paz, prosperidad y convivencia pacífica nacional y concretada en esa ofrenda hecha por el Jefe de Estado al apóstol Santiago.
En dicha ofrenda, siempre estaba representada España en todos sus estamentos y jerarquías y que simbolizaba a un pueblo unido afrontando los problemas del modernismo, desarrollo del presente y del futuro, unido en torno a su Jefe de Estado. ¡Qué estampa tan bonita y preciosa!, tan diferente a la España de hoy, de aquella que relanzó la Reconquista y que hizo posible el afianzamiento de la unidad de los distintos reinos de España en torno al cristianismo e ideal común de la Europa cristiana.
“... O tempora, o mores ", exclamación de Cicerón refiriéndose a la perversión de las costumbres en su tiempo, , en castellano, ¡Vaya tiempos, vaya costumbres! de hoy comparadas con las de antaño) o el “Vivir para ver, ver para vivir y su consecuencia más harto demostrada, el vivir para creer”. Esta España actual, desmembrada a causa de la oprobiosa y anticristiana política de señoritos y caciquiles reyezuelos autonómicos de Taifas españoles, sin un patrón que nos defienda, sin un camino hacia un ideal común, sin una unidad frente a la desaparición de España que ellos, presumo, la han provocado y fabricado presunta y tan ignominiosamente.
Sólo me queda decir un ¡España hasta los huesos!, recordando el titulo del poeta Leopoldo Panero y un ¡ Aquí Santiago y cierra, España! en sentido, literario y coloquial.
CALANDA
CALANDA:
Gracias por el comentario, es lo mejor que he leido hoy.
Con tu permiso lo paso al blog para que se pueda leer al entrar en él.
Gracias de nuevo.
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