CONFUSIÓN

Vivimos en la España de la mentira y la confusión. Nada es lo que parece ni nada parece lo que es. Todo es oscuridad y niebla. La gente anda por ahí en medio de este galimatías sin saber muy bien lo que está ocurriendo, desconcertada, confundida, perpleja. Solo hay que prestar atención a las conversaciones en el bar o en el mercado.

Nada es lo que parece. Ni la derecha es derecha ni la izquierda tal,  Rajoy bien podría pasar por un militante ultraizquierdista y Zafatero por un nazi. Los partidos regionalistas no desean la independencia de algunas regiones de España, los sindicatos no defienden más que a una casta parasitaria de burócratas y bandidos mientras cobran entre ere y ere, el rey no es el rey sino uno que pasaba por allí cuando Franco se murió en la cama, quienes piden la vuelta a la república en realidad están pidiendo una subvención a la monarquía, los ecologistas, pacifistas e indignados dentro de un orden, también, las instituciones públicas ya no están para lo que fueron creadas, ahora han sido puestas a disposición de un hatajo de impresentables, pero todos tienen en común que son personajes de este truculento y siniestro momento que vivimos. España ha dejado de existir como nación, ahora es un equipo de fútbol.

Todo el mundo da soluciones, todo el mundo es experto en economía, en política o en lo que se tercie. La soberbia aflora, la arrogancia y la pedantería la acompañan. Muchas veces me digo cómo es posible que estemos tan mal con tanto bachiller sobre dos patas pululando de tertulia en tertulia. Hasta Ramancín se ha convertido en experto, solamente nos queda ver a la bruja Lola y a Carlos-Jesús aportando ideas, son nuestra última esperanza.

Esto no tiene más solución que poner orden a palos.