Notas:

1.7.12

CONVERSO A LA INMANENCIA

Mark Bauerlein «My failed atheism», First Things (mayo 2012)*

Una mañana de verano, con 17 años, yo, un chaval de la clase media de esas urbanizaciones de Maryland en torno a Washington D. C., cogí algo para desayunar, me puse a comer en el porche delantero y caí en la cuenta; aquel matorral a la derecha, a metro y medio: no hay nada ahí. Miré con atención, y las mismas palabras saltaron en mi cabeza: «Ahí no hay nada». Debo de haber repetido la frase veinte veces, No es más que un matorral, raíces, hojas y ramas, nada más. No tiene nada detrás, encima o dentro. No significa nada. No dominaba el lenguaje ontológico entonces, pero si lo hubiera dominado habría usado las palabras 'trascendente' y la contraria: 'inmanente'. (...)
Mi ateísmo comenzó con la percepción de la nada, un encuentro con el vacío; allí estaba sin posibilidad de refutación.
Pero pasan los años. Un momento clave es una conversación con una editora, que le cuenta que era atea y se ha convertido y eso le deja totalmente descolocado, porque muchos ven la llegada al ateísmo como la culminación lógica de la racionalidad, el paso del mito al logos que no tiene vuelta [yo me he hartado de decir que eso 'del mito al logos' es una gilipollez de Nestle, aquel pronazi criado a los pechos de Hegel].

El desprecio, pensaba yo, era la respuesta correcta a las creencias estúpidas. A pesar de todas mis afirmaciones sobre crecimiento intelectual, sin embargo, tenía que ponerme ante los creyentes y admitir mi ignorancia. Pero hasta decir «no te comprendo» es una posición difícil para alguien con orgullo intelectual, y mi defensa fácil era denigrar lo que no entendía, tanto a Dios en cuanto tal como la compresión de él por parte de otros.
(...) No pienso que todas las creencias estén construidas social o históricamente, pero en este caso sé que mi epifanía de los 17 años no fue una profundización en la naturaleza de las cosas. Fue un ajuste psicológico a un padre dominante, con una enfermedad mental, y a una madre errática y promiscua.
Y empezó a estudiar el Catecismo de la Iglesia Católica y ahora se está preparando desde septiembre para el Bautismo.

Moraleja: el ateísmo no es el final.
Visto y leido blog "En Compostela"

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