No puedo tomarme en serio estas cosas, es más, no me producen el más mínimo desasosiego, desazón o disgusto, más bien al contrario, alegría y serenidad porque es evidente que el asunto forma parte de ese humor alemán que nos es tan extraño y que rara vez logramos entender.
Cosas de la Merkel que con tanto calor le da por chotear y la rechiflar. Nada serio.
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