Notas:

29.8.22

LOS ENEMIGOS DE ESPAÑA Y DE LOS ESPAÑOLES

A España la odian sus enemigos porque es católica.

Ya es casualidad que todos los que abominan o desprecian España ninguno sea católico y ninguno salga en defensa de nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestra forma de vivir. España les produce urticaria, diarrea mental. Para ellos cualquier otra “religión” con tal de que no sea la católica, les sirve: los testigos de jehova, los mormones, los anglicanos o los islamistas, etc. Lo que sea, siempre que no sea católico, ni tipicamente español. Se avergüenzan de nuestra nación, de nuestro pasado y nuestro presente y sin saberlo, se avergüenzan de sí mismos. En el fondo su tara mental no oculta otra cosa que un dramático complejo de inferioridad, una pocilga mental que les lleva a creer que todo lo que procede de fuera de España es bueno y todo lo español es malo por naturaleza.

Ya es casualidad que todos los que abominan o desprecian España sean comunistas, socialistas, masones, socialdemócratas, terroristas, islamistas, y algunos también del pp y de la conferencia episcopal. En algún sitio han oído o les han contado que la mejor forma de gobierno y de convivencia en España es una dictadura marxista leninista, tipo Cuba, China o Venezuela, es decir exterminar a la mayoría de la población católica española que no quiera comulgar con su ideología, y de paso borrar nuestra historia, prohibir nuestras costumbres, nuestras tradiciones, erradicar el catolicismo de España y al resto de la población obligarla a ser comunista o progresista vía decreto, en definitiva, prohibir el catolicismo.

A España la odian sus enemigos porque aquí nunca han logrado sus propósitos ni sus fechorías. Los españoles hemos sido el único país del mundo que ha derrotado al comunismo. Los españoles le hemos dicho al islam dónde está la puerta de salida. Los españoles hemos ganado guerras a grandes tiranos como Napoleón y a muchos políticos que trataron de tocarnos los huevos.

Aunque uno es católico no penséis que vamos estar tragando sapos y carretas eternamente, ni creáis que vamos a poner siempre la otra mejilla, o que vamos a comulgar con ruedas de molino. Habéis perdido la guerra varias veces y la volveréis a perder cuando acabéis de tocarnos los cojones. No va quedar de vosotros ni los rabos de las pasas.

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